Escultura cinética Cintac de Carlos Ortúzar

La serie de documentos seleccionados para el presente núcleo temático refieren al contexto de ejecución de la escultura cinética Cintac realizada por el artista Carlos Ortúzar en el marco del Segundo Encuentro Arte-Industria (1981). Los Encuentros Arte-Industria fueron instancias de colaboración entre artistas e industrias dirigidos por Lily Lanz –directora de la Galería Época– con el apoyo de la Sociedad de Fomento Fabril (SOFOFA). Éstos se llevaron a cabo en el periodo 1980-1993 representando parte de las iniciativas culturales que se sostuvieron bajo la dictadura cívico-militar de Augusto Pinochet.

Desde su segunda versión, los encuentros se plantearon desde la premisa de integrar las obras al espacio urbano “como patrimonio común del hombre de la ciudad, modificando estéticamente el entorno urbano y contribuyendo a familiarizar al público con el arte”^[1],  la  que sería una idea convocante para un artista como Carlos Ortúzar quien desde la década del 70 buscaba establecer diálogos entre obra y contexto.

La escultura cinética Cintac es expresión de la evolución estética y material que manifestó la obra de Ortúzar desde su autoexilio en Barcelona, donde comenzó a desarrollar un conjunto de maquetas que consistieron en composiciones escultóricas a pequeña escala realizadas con prismas de sección triangular equilátera, las que conformarán su serie denominada Prismas. A su regreso a Chile, en 1979, el artista trajo consigo estas maquetas que verán su versión definitiva en piezas como la escultura Shell (1980) realizada para el Primer Encuentro Arte-Industria y la escultura prismática emplazada hasta hoy en el frontis de la empresa IBM.

Una extensión de estos proyectos realizados con prismas es la escultura cinética Cintac, emplazada en el frontis de la empresa del mismo nombre ubicada en Maipú. Para su realización el artista y la industria suscribieron un “contrato de arrendamiento de servicios” que establecía el compromiso de la industria de otorgar los materiales necesarios para la elaboración de la obra, en un plazo de ejecución de 3 meses, bajo el carácter de exclusividad. Como parte de la propuesta, Ortúzar presentó una maquette que fue expuesta en la exposición del Segundo Encuentro Arte-Industria, llevada a cabo en el Museo Nacional de Bellas Artes entre el 3 de diciembre de 1981 y el 31 de enero de 1982.

Según el documento “Cintac-Múltiple. Sculpture. Material necesario para una escultura” originalmente la escultura estaría compuesta por:

“6 tubos cuadrangulares de 6 m. de largo y de 40 x 40 x 1 mm. para las espigas oscilantes, 1 tubo cuadrangular de 6 m. de largo y de 40 x 40 x 3 para las bases, 6 trozos de 30 cm. de largo de tubo cuadrangular de 50 x 50 x 4 para descanso de los rodamientos”^[2] .

La obra final se compuso de 42 prismas de acero de base cuadrangular pintados de rojo, que oscilaban con el viento a partir del equilibrio físico de sustentación de los pesos, representando una superación del lenguaje escultórico tradicional al incorporar el movimiento real. Los prismas oscilan ante una leve brisa de aire en un compás armónico que utiliza el cielo como fondo y que genera el reflejo del sol mediante sus placas superiores reflectantes. Haciendo dialogar elementos del paisaje como el cielo, el viento y la luz del sol, la escultura proporciona distintos niveles de integración del espacio natural a su soporte material.

En esta pieza Ortúzar emancipó la relación entre el objeto escultórico y el espacio circundante, estableciendo conexiones entre la naturaleza y la cultura industrial. Esta estrategia había sido iniciada por el autor desde su paso por la ciudad de Nueva York en 1964, donde germinó su interés por la relación entre arte y tecnología, lo que desarrolló durante toda la segunda mitad de los 60 en exploraciones técnicas y materiales que integraban en sus piezas el movimiento real, había continuado en los 70 con obras como El Cuarto Mundo (1972) –emplazada en el edificio de la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo en el Tercer Mundo (Unctad III)– y quedaría en suspenso debido a su autoexilio.

La escultura cinética Cintac recoge estas estrategias incorporando factores del paisaje a su movimiento oscilatorio, convirtiéndose en una de las obras más emblemáticas e interesantes realizadas por Ortúzar a lo largo de su trayectoria artística y representando uno de los momentos culmine de su realización escultórica unos años antes de su repentina muerte, en 1985. Asimismo, la pieza constituye una resonancia visual del desarrollo de la manufactura obrera del eje industrial Maipú-Cerrillos que desde los 60 se consolidó como una fuente de trabajo fundamental para el sector sur-poniente de la ciudad de Santiago de Chile. Actualmente esta obra está en proceso de restauración bajo la dirección de la empresa Cintac.

Investigación, sistematización y selección de documentos realizada por el equipo del Archivo Carlos Ortúzar. Texto: Marcela Ilabaca, investigadora ACO; Documentación: Isabel Cáceres, archivera ACO; Corrección de estilo: María José Vilches, periodista ACO.

[contacto: contacto@archivocarlosortuzar.cl]

Este núcleo se realizó en el marco del proyecto “Carlos Ortúzar: Investigación y sistematización de su archivo para la comprensión de su obra”. Fondart Regional, Línea Patrimonio Cultural, Modalidad Investigación, Convocatoria 2020.

Notas:

[1] Catálogo Segundo Encuentro Arte-Industria. Museo Nacional de Bellas Artes, Santiago, 1981. Doc: 5-20013. Archivo Carlos Ortúzar

[2] Ortúzar Worthington, Carlos (1932-1985): Cintac. Multiple. Sculpture. Material necesario para una escultura. 1981 circa. Mecanografiado sobre papel que enumera los materiales para la construcción de la obra en la Empresa Cintac.  Doc: 6-20004. Archivo Carlos Ortúzar

Crédito imagen:

Vista ¾ de registro de escultura cinética frente a Cintac. Santiago, 1981. Archivo Carlos Ortúzar.