La colección de pinturas de Luis Álvarez Urquieta en el Museo Nacional de Bellas Artes.
La incorporación y posterior adquisición en 1939 de la colección de pinturas del abogado e historiador del arte Luis Álvarez Urquieta al Museo Nacional de Bellas Artes, más que un mero dato del devenir institucional, permite evidenciar los procesos sociales y culturales que median en el ingreso de ciertas obras en el espacio museal debido a su condición de objetos patrimoniales. En este sentido, la colección no solo debe ser considerada un hito que da cuenta de una renovada política del museo que comienza a cristalizarse en el contexto de la celebración del cincuentenario de su fundación, sino también desde el accionar público de un coleccionista que instala un gusto privado en la definición de un archivo visual de la pintura nacional. Un archivo que, antes del acto mismo de su escenificación museal, se sustenta en la escritura que el propio Álvarez Urquieta despliega en la autoedición del libro La pintura en Chile del año 1928, suerte de inventario y estudio que traza una trayectoria positivista del devenir plástico nacional y que encuentra amplia recepción entre los críticos de arte del momento, entre ellos Richon Brunet y Nathanael Yánez. Un guion curatorial que en su proyección visual se mantiene como un eje central de la actual exhibición del Museo, incidiendo además en el desarrollo posterior de la historiografía del arte al transformarse en un texto canónico para la elaboración de las modernas interpretaciones del arte chileno propuestas por Antonio Romera y Eugenio Pereira Salas en relación con sus cortes temporales y al modelo generacional del análisis estético.
Investigación y recopilación de los documentos aquí presentes por Víctor Rocha.